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6 de mayo de 2018

AVENGERS INFINITY WAR: LA APOTEOSIS DE MARVEL

Avengers: Infinity War poster full cast

Por fin se estrenó una de las películas más esperadas del año: Avengers: Infinity War, con la que en cierta forma, Marvel Comics, si bien no cierra, sí llega al punto más alto del universo cinematográfico que empezó a construir hace 10 años con la aparición de Iron Man, personaje encarnado por Robert Downey Jr., quien relanzó su carrera gracias a dicho filme tras una oscura etapa caracterizada por su alejamiento de los escenarios, adicciones y hasta cárcel, para volverse el puntal de una aventura fílmica que ha llegado a su punto culminante, y con, finalmente, la adición del entrañable Spider Man que al final tuvo su lugar en el conjunto de los filmes de Marvel, aunque no con el rol central que tiene en las historietas.

Para un fan de los cómics de toda la vida, como es mi caso, que empecé a leer a los 4 años con las historias, precisamente, del arácnido, ver esta película fue una gran experiencia, lo hecho por los hermanos Russo es, sin duda, una excelente adaptación a la pantalla grande del universo marvelita surgido de la pluma y los lápices de Stan Lee, Jack Kirby, John Romita, John Buscema y hasta Todd McFarlane, por supuesto, no es una transcripción fiel de la historia del Guantelete Infinito pero la película en sí, mantiene el espíritu de las viñetas, y la esencia de los personajes.

La película, en general, me parece excelente en los aspectos técnicos, como es la fotografía, el guión  está muy bien escrito, sin huecos o incongruencias, y los efectos especiales --el CGI no se siente un abuso, finalmente, se trataba de mostrar escenarios inexistentes,-- los personajes están bien construidos y desarrollados, las actuaciones, además, son muy buenas, destacando a Josh Brolin como el villano: Thanos, quien bajo todos los efectos digitales realiza una actuación memorable de un personaje muy bien escrito y desarrollado en una sola película y que es el verdadero protagonista del filme.

Contra lo que pudiera pensarse, no es una película frívola y hueca de "hombres supermusculosos golpeándose" como decían algunos críticos. La historia es relatada en forma que llega a meter en ella al espectador y generar una montaña rusa de emociones: humor, que en este caso no es forzado ni fingido como ocurrió en la desastrosa última entrega de Star Wars, suspenso, acción, y al final, tragedia y espectación que, incluso, al finalizar la película, deja a la audiencia en silencio, como sin poder creer lo que han visto al final. A mi gusto, creo que esta película quedará al nivel de la trilogía de Christopher Nolan sobre Batman y la extraordinaria Logan de James Mangold en la cúspide del género del cine de superhéroes. Si bien éstas tienen una gran profundidad dramática y temática como lo exigen los personajes sobre los que se trata el filme, Infinity War destaca por plasmar en pantalla el espíritu y la imagen de las páginas impresas como ninguna otra y la forma en que el público interactúa con el contenido.

Ahora bien, en el fondo de la historia, vemos el caso de Thanos y sus propósitos para buscar las gemas del infinito y hacerse con el poder sobre el universo; mientras en el cómic Thanos está enamorado de la misma muerte y desea la muerte del cosmos entero para conseguir el amor de la parca, concebida como una fuerza de la naturaleza que se encarna en un ente personal y en su búsqueda del poder está una búsqueda de su amor frustrado, en esta versión cinematográfica Thanos se dirige a lograr el equilibrio del Universo... luchando contra la superpoblación.

Es decir, nuevamente vemos la agenda política e ideológica de Disney, aunque tratada en forma bastante inteligente por los Directores. El antinatalismo o el malthusianismo de Thanos no es, evidentemente, tratado como algo cien por ciento positivo, ni impuesto como hiciera Ryan Johnson en el último episodio de la saga galáctica; por el contrario, jugaron muy bien con presentar el mensaje ideológico y a un Thanos que no es el malo malísimo, sino un personaje lleno de emociones y sentimientos, dispuesto a sacrificios y creyente firmemente en su causa: podría calificársele de ser un verdadero idealista, incluso, podría verse en él a un George Soros, un Rockefeller, Hillary Clinton, Barack Obama o Al Gore ficcionalizado que habla de la pesada carga de la explosión demográfica y la necesidad de ponerle coto para salvaguardar el ambiente o los recursos y que gana a gente para su causa porque se convence de sus ideales gracias al sentimentalismo que exuda al exponer sus objetivos, sus justificaciones y los medios que empleará para lograrlo. Ya Juan Manuel de Prada ha escrito alrededor del antinatalismo y la retórica buenista que lo acompaña.

Pero, ojo: sigue siendo el malo del cuento aunque lo pongan como gris y no negro, y los héroes se oponen a él, dejando las cosas claras: a pesar de que Thanos quiera conservar el equilibrio y los recursos del Universo, no deja de ser un genocida, ni puede justificar dónde radica su superioridad para decidir, de un plumazo, que él debe ser el controlador de la población, decidiendo sobre la vida de millones; como dijo alguna vez Chesterton: "todos los que hablan de sobrepoblación no explican si ellos están dentro o fuera de la población sobrante o cómo saben que ellos no están entre los que sobran." Los Russo, en vez de doblegarse servilmente a sus patronos y su agenda, como Johnson, mantienen muy claramente la brújula moral: Thanos es un asesino, el fin no justifica los medios y nadie puede jugar a ser Dios decidiendo quién merece vivir o quién no, ni siquiera mediante el azar para ser parejo, ni puede apostar siempre por la muerte. Como el caso de Alfie Evans del que hablaba hace poco, queda claro cómo los verdaderos Thanos de nuestro mundo apuestan siempre por la muerte como solución a los problemas, no importa el poder que se acumule, no habrá usos creativos para el mismo salvo para matar a aquellos que se estima, deben ser descartados. Cuando se apuesta por la muerte y se soslaya el derecho a la Vida, ningún otro derecho importa ni la libertad puede existir, ni mucho menos, la esperanza de futuro, a menos de que haya quien se oponga a estos verdaderos monstruos, que lo son pese a que se cubran con las mejores de las intenciones.

Hasta eso, la película mantiene la esperanza, al final --perdón por el spoiler-- si bien los héroes son derrotados, no dejan de luchar, y ni siquiera el desenlace de la cinta nos deja sin esperanza, sabemos que la historia continuará y veremos a los Avengers levantarse y derrotar a Thanos, con apoyo de la Capitana Marvel/Carol Danvers.

Pero más allá del contenido de esta película, es cierto lo que acusan algunos críticos, incluso directores de cine reputados como James Cameron o González Iñarritu: el género de los superhéroes está saturando al cine actual, al cine de Hollywood que se encuentra en medio de una terrible crisis,  y que para salvarse tendría que despojarse del progresismo y lo políticamente correcto que lo ha secuestrado, limitando la libertad creativa de guionistas y realizadores; yo también creo, además que la saturación está también orillando al "octavo arte", esto es, al cómic, a una crisis seria: Marvel triunfa en el cine, mientras la venta de ejemplares impresos de sus historietas se derrumba, algunos, como el autor del artículo al que guía el enlace, no lo quiere ver y lo atribuye a un mero sistema antiguo de ventas y distribución de las revistas, lo que ciertamente, puede ser parte del problema, pero como el polemista Ben Shapiro lo ha señalado, la corrección política y la agenda progre impuesta por Disney desde la adquisición que hizo de "la Casa de las Ideas", han precipitado la crisis. 

Además, el cine no atrae nuevos lectores a las historietas. El público de cine se queda en el cine y no ve en Iron Man, Capitán América o Hulk personajes existentes previamente a su aparición en las pantallas, el público del cómic es más bien cerrado y además ahora, está compuesto generalmente por tipos de mi generación para arriba y no parece atraer a los millenials, quienes son más dados al cine o la TV, ante su aparente desidia y pereza por leer. Así, los personajes se vuelven cinematográficos, y salen de las páginas impresas para no regresar a ellas, quedando éstas relegadas, como un accesorio del cine o la TV.

A mi modo de ver, Infinity War y su conclusión en la próxima Avengers 4, deberían ser el punto final de la aventura fílmica de Marvel, lo que salvaría tanto al cine como a los tebeos, pero no será así; Disney se guía por el olfato de dinero, y sabe que las películas sobre estos personajes son un éxito y recaudaciones millonarias aseguradas, y seguirá exprimiendo a la vaca aunque con esto se cargue al cine, al cómic y a la carrera de actores como Downey Jr., Chris Evans, Pratt y Helmswhort o Scarlett Johansson, todos ellos que han demostrado tener más talento y capacidad que para quedarse en el encasillamiento que terminará por cobrarles factura, pese a que les haya resultado en beneficios monetarios fabulosos.

Y de DC, ni hablemos, por una serie de malas decisiones y cambios creativos, quedaron resagados en la carrera comercial con su eterna competidora, pero ahí Nolan, quien pudo haber estructurado alrededor suyo y de su trilogía de Batman un universo fílmico quizá más exitoso que el marvelita con ganancias billonarias, prefirió el cine como arte, --y nos ha dado obras maestras como Inception o Dunkerque,-- al comercio. En mi opinión, es un hombre de principios.

2 de mayo de 2018

COREA, HACIA LA PAZ



Mientras que las semanas pasadas la demonización de Donald Trump llegó a sus cotas más altas por un ataque aéreo a Siria, en el que el sensacionalismo de las Redes Sociales veía el inicio de la Tercera Guerra Mundial, en respuesta a un presunto ataque con armas químicas de parte del régimen de Assad a la oposición, con las consabidas víctimas civiles --y nuevamente las imágenes lacrimógenas de niños heridos, sea por Assad, sea por el ataque aéreo que logran su objetivo de mover al sentimentalismo de las audiencias hacia un fin político-- en esta semana se dio un gran paso hacia el cambio, para bien, de la situación geopolítica de Asia y en el que decididamente intervino el neoyorkino.

Es en Asia donde se está tejiendo el futuro: ni en Europa ni en América se labrará el destino de las póximas centurias, con un Occidente decadente, donde prima la cultura de la muerte, el descarte y el consumo desbordado de personas y bienes, donde las ideologías deshumanizantes surgidas de la Escuela de Frankfurt se han adueñado de políticas y conciencias. En Asia en cambio, impera la realpolitik y se juega un ajedrez para reposicionar a las futuras grandes potencias: China, que ya es una realidad, Rusia, que con todo y sus limitaciones, se ha vuelto nuevamente a colocar entre las potencias que deciden el devenir mundial, Irán y el Islam Chiíta se juega un pulso en Siria, --y en Yemen-- con el Islam Sunnita encabezado por Arabia y Turquía, y la India no deja de crecer económica y militarmente, mientras Japón poco a poco comienza a despertar del letargo y los traumas de la Posguerra.

Como parte de esto, se da una rapidísima evolución de lo que acontece en Corea. Hasta hace unos meses, la tensión estaba en un punto muy alto: con Kim como siempre, amenazando con ataques nucleares en contra de EUA, Japón o Corea del Sur y haciendo ensayos de armas nucleares y misiles balísticos. La estrategia la había implementado su padre Kim Jong Il, que gracias a eso, o capturando a periodistas, personal de ONG's o estudiantes y prácticamente exigiendo rescate por ellos; lo cual era aceptado por los gobiernos norteamericanos y sus aliados regionales anteriormente: tanto Bill Clinton, como Bush Jr. y Obama cedían ante la extorsión, y aunque mantenían o establecían nuevas sanciones económicas contra Pyongyang, terminaban por soltarle jugosos fondos bajo el membrete de "ayuda humanitaria", con lo que la dinastía comunista solventaba necesidades apremiantes del "reino ermitaño", fruto no solo de las sanciones, sino de la economía cerrada e ineficiente de estilo soviético del régimen.

Pero Trump se arriesgó y se burló públicamente de las fanfarronerías de Kim, y es que muy posiblemente, los servicios de inteligencia de EUA, e incluso China o Rusia, le informaron de la realidad del programa nuclear norcoreano: es indudable que ha llevado a cabo pruebas de bombas y de misiles, pero la precaria infraestructura y la escasez de recursos financieros muy probablemente llevaron a ese programa a un callejón sin salida: la tecnología para desarrollar misiles balísticos intercontinentales no es barata, y Kim si bien podía contar en su arsenal con algunas cabezas nucleares y algunos vectores de lanzamiento, los mismos quizá no le permitían llegar ni a las islas de Guam, ni mucho menos, a las costas de EUA. Por tanto, sus amenazas eran huecas, y meros intentos nuevos de extorsionar. Al no caer en la trampa, si no inculso mofarse, como provocando al joven dictador, éste no pudo más que darse cuenta que había perdido su "encanto" y con la economía de Norcorea estrangulada, no tuvo más remedio que buscar la negociación.

Además de ello, es de observarse que Kim ha sido muy maltratado por los medios occidentales y la propaganda, ya hablé antes en este espacio de la película de James Franco y Seth Rogen, La Entrevista, en la que es retratado como un júnior incompetente, caprichoso y maniaco, o han sido frecuentes las notas periodísticas en que se le acusa de haber ordenado ejecuciones sangrientas y extravagantes, propias de los pretores de Diocleciano en las persecuciones contra los Cristianos a finales del siglo III. En realidad, Kim Jong Un, educado en Suiza y con estudios en Economía, inició desde que tomó el poder a la muerte de su padre un lento, pero decidido programa de reformas: permitió cierto libre mercado entre los agricultores y pequeños negocios. Se abrió el mercado a inversiones principalmente de Rusia y China, e incluso Corea del Sur, con un parque industrial compartido, lo que se empezó a reflejar con un aumento en la propiedad de automóviles privados, lo que hace que las calles de Pyongyang ya no se vean tan solitarias como era clásico hasta hace unos años, transitadas sólo por vehículos militares.

De igual forma, el tercero de los Kim empezó a ser más abierto en su vida familiar, acudiendo a eventos públicos acompañado por su esposa, e incluso a rendir más discursos y apariciones públicas y tener un trato más cercano con sus súbditos que el que llevaba su abuelo, que gozaba de sentirse una especie de semidiós, o su huraño padre, que sólo en dos ocasiones durante su "reinado" se dirigió a la Nación.

Así, el proceso de negociación con Corea del Sur y EUA ha seguido un proceso, en que sin duda, también China y, muy probablemente Rusia, han seguido un papel como mediadores. Ya tanto Putin como Xi Jinping habían expresado previamente que no respaldarían a Corea del Norte en su programa nuclear; a inicios de este año, en los Juegos Olímpicos de Invierno, celebrados en Corea del Sur, se logró que las delegaciones de ambas Coreas desfilaran en conjunto y el equipo del Norte fue acompañado ni más ni menos que por la hermana del dictador, quien es de sus más cercanos consejeros y sostuvo relaciones de alto nivel con el Gobierno del Sur.

Posteriormente, se dio una sorpresiva visita de Kim y su esposa a Pekín, a la luz de los acontecimientos posteriores, seguramente cocinó la estrategia con el Presidente Xi para lo que estamos viendo ahora. Corea del Norte siempre ha sido un satélite de China, y en segundo lugar, de Moscú, así que este proceso de paz no pudo haberse realizado sin el consentimiento de las dos grandes potencias asiáticas, lo cual, probablemente, implicó también una negociación de éstas con Trump, aún con el diferendo existente entre China y EUA por la cuestión de los aranceles a las mercancías como forma de contrarrestar el daño que los productos baratos chinos le hacen al mercado norteamericano.

Ahora sólo hay que esperar la cumbre Kim-Trump a celebrarse en mayo, después, a fin de año, el tratad de paz definitivo, ¿y después? Muy probablemente el establecimiento de relaciones entre Pyongyang y Washington, y las reformas en Norcorea igualmente parecen inevitables, aunque habrá que ver si le proporcionan garantías --que seguramente habrá pedido-- para evitar la desaparición del régimen y la caída de su dinastía, y que esas garantías sean cumplidas, más cuando dichas garantías no fueron respetadas en el caso de Gorbachov y de la URSS, lo que se saldó con la fragmentación de la Unión y la posterior expansión de la OTAN, misma que ahora conforma un cinturón alrededor de la Rusia actual y ha estimulado la beligerancia de Putin contra Occidente.

Como sea, estamos ante un cambio radical en el balance de poder en Asia oriental: una posible Corea unificada significará una tercera potencia que contribuiría eso sí, a equilibrar las cosas entre China y Japón, sin necesidad que éste se rearme. Entre tanto, el gran ganador de este proceso es Donald Trump que prácticamente se está asegurando la reelección, e incluso, está siendo promovido para el Premio Nobel por parte del Gobierno de Corea del Sur, e incluso, por un grupo de congresistas republicanos de EUA.

Estemos atentos, esto se pone muy interesante.